Exportaciones de China cayeron en noviembre al ritmo más pronunciado en más de dos años.
Es probable que el crecimiento del comercio internacional se ralentice a finales de 2022 y principios de 2023.
Las exportaciones chinas cayeron en noviembre al ritmo más pronunciado en más de dos años, el último indicio de cómo las restricciones asociada a la pandemia en el país y la disminución de la demanda mundial de bienes están estrangulando la economía de China. Al detalle, los embarques al exterior desde China cayeron un 8,7% interanual el mes pasado, el mayor descenso desde febrero de 2020, cuando un bloqueo nacional paralizó las actividades económicas, según reporta WSJ.
El desplome, mayor de lo previsto, se produce en un contexto de debilitamiento de la actividad fabril y de lenta recuperación del sector inmobiliario chino, lo que aumenta la presión sobre Pekín para que apuntale la confianza económica en el país.
Según los economistas, los datos de noviembre también pueden ser un mal presagio para la economía mundial, ya que una caída sostenida de las exportaciones chinas envía una señal de que el auge del comercio que impulsó el crecimiento mundial en 2021 se está desvaneciendo, lo que aumenta el riesgo de recesión. Los bancos centrales de Estados Unidos y otros países desarrollados han subido los tipos de interés para contener la inflación, lo que ha frenado la demanda de productos chinos.
El Fondo Monetario Internacional prevé que la tasa de crecimiento económico mundial se ralentice hasta el 2,7% en 2023, frente al 3,2% previsto para este año y el 6% de 2021, ya que la inflación merma las actividades económicas y las condiciones de vida de la población.
Restricciones Covid-19
En una reunión celebrada el 6 de diciembre y presidida por el Presidente chino, Xi Jinping, altos cargos del Partido Comunista pidieron que se afinaran las restricciones de Covid-19 en el país e instaron a tomar medidas para impulsar la confianza de los mercados y la demanda interna. Los funcionarios tienen que «coordinar mejor la prevención de la pandemia y la necesidad de desarrollo económico y social», según la lectura que hizo el gobierno de la reunión del Politburó.
De este modo, el miércoles 7 de diciembre, las autoridades sanitarias chinas empezaron a reducir las estrictas restricciones del Covid-19, permitiendo que los pacientes que presenten síntomas leves o ningún síntoma se recuperen en casa, en lugar de en un centro de cuarentena gubernamental, un importante paso del país para experimentar con la convivencia con el virus. Se suprimirán la mayoría de los requisitos para someterse a pruebas del virus y escanear códigos QR sanitarios al entrar en los lugares.
«Es una buena noticia en el sentido de que hay luz al final del túnel», dijo Christopher Beddor, subdirector de investigación sobre China de Gavekal Dragonomics. Aun así, el proceso de reapertura será desordenado, ya que la política de flexibilización se aplica de forma desigual en las ciudades, dijo, y cualquier aumento del optimismo sobre el empleo y los ingresos puede verse contrarrestado por las preocupaciones a corto plazo sobre la infección.
Crecimiento económico débil
Las exportaciones a EE.UU. cayeron en noviembre un 25% con respecto al año anterior por cuarto mes consecutivo, acelerando desde el descenso del 13% del mes anterior, mientras que las ventas de bienes a la Unión Europea cayeron un 11%, frente al descenso del 9% de octubre. Los envíos de casi todos los tipos de bienes, incluidos muebles, juguetes y productos electrónicos, sufrieron un fuerte retroceso, una prueba más de que los consumidores occidentales están recortando el gasto en bienes, ya que la inflación sigue siendo elevada en muchos países.
Según muchos economistas, es probable que el crecimiento del comercio internacional se ralentice a finales de 2022 y principios de 2023, a medida que la actividad económica se debilite por varias razones.
El barómetro comercial de la OMC cayó a 96,2 en noviembre desde 100 en agosto, reflejando el enfriamiento de la demanda de bienes comercializados. La última lectura fue la más débil desde septiembre de 2020. El grupo estima ahora que los volúmenes de comercio de bienes crecerán sólo un 1% en 2023, muy por debajo del 3,4% que había estimado en abril.
Oxford Economics se mostró más pesimista en un informe de esta semana, en el que prevé que el comercio mundial de bienes se contraiga un 0,2% el próximo año, una señal alarmante de que la economía mundial podría entrar en recesión. Se trata de una importante rebaja con respecto a la anterior previsión de la empresa de investigación de un crecimiento del comercio mundial del 3,4% realizada hace seis meses.
No obstante, esta contracción es también una prueba de que las recientes subidas de los tipos de interés por parte de los bancos centrales mundiales están ayudando a controlar la inflación y pueden aliviar aún más la presión sobre la cadena de suministro.
Por MundoMarítimo